2022-04-24 14:49:08 +05:30

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Plaintext

El extranjero que ayudaba a otros a buscar esperanza en medio del invierno
bebía de un vaso hecho de hielo.
El vino amargo que bebía en este vaso estaba frío como el filo de un cuchillo y notaba cómo le bajaba por la garganta hasta el estómago.
A una persona normal no le gustaría esta sensación, pero el héroe silencioso la disfrutaba.
Era un guerrero tan callado como el propio hielo y con su cuerpo bloqueaba el viento gélido que soplaba desde las estrellas.
Sin conformarse con la protección del hombre que admiraba, la joven que pintaba le dejó estas últimas instrucciones:
“Si el miedo o la desesperación, dos sentimientos que nos son innatos, te aprisionan o te impiden volver...”
“... entonces sigue viviendo, te lo suplico. No nos acompañes a nuestra perdición... a marchitarnos en el silencio helado”.
Mientras bebía otro trago del vino amargo, evitó mirar a los ojos empañados de la joven
y después partió en un viaje sin fin hacia la tierra de las nieves y las profundidades.