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No con todos los planeadores se puede volar.
En este mundo, hay aves que nunca aprenden a volar.
Y también hay planeadores que no han pasado por los controles de calidad necesarios.

Al ver tu aspecto tan pensativo, Amber pareció entender tu preocupación.
“¡No te preocupes! Nadie se ha lastimado nunca durante una prueba de vuelo”.
A esto, añadió que los que resultaban heridos, en realidad, eran los jabalíes y los Hilichurls.
Aun sabiendo que tú no te lastimarías, sentiste un poco de pena al pensar en las frágiles criaturas que habían sido heridas para que pudieras volar sobre la tierra...
Pero, en el fondo, también sentiste alivio.

Amber siguió hablando.
“Si puedes volar con un planeador es gracias a la bendición del Arconte Anemo.
Y también gracias a la ingeniería y la sabiduría humanas, claro”.

Ella nunca explicó para qué coleccionaba insignias Anemo.
Tal vez como tenía sangre de aventurera y corazón de comerciante,
se volvía muy habladora cuando mencionaba a personas con un espíritu aventurero.
Según ella, los exploradores ya habían comenzado a experimentar con dispositivos voladores hace miles de años.

Te aclaraste la garganta y ella, un poco avergonzada, siguió hablando sobre lo especial que era ese planeador.
Hubo quien pensó que ser bendecido por el Arconte Anemo era demasiado sospechoso.
Y también hubo quien se burló tanto del valiente artesano que se atrevió a fabricar ese planeador como del propio planeador en sí.
Fue realmente injusto que la gente lo tratara así por ello.

Pero tú también eres una persona valiente, ¿cierto? Alguien que no cede ante la mirada de otras personas. Seguro que serías el amo perfecto para este planeador.
Tras decir eso, Amber puso en tus manos un planeador realmente especial.
“¡Por supuesto que funciona! Te hará volar muy alto, pero primero debes creer en él, y también en ti”.