2022-04-24 14:49:08 +05:30

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Un despiadado poder despedazó toda esperanza e hizo que la promesa de volver a verse desapareciera como sombras fugaces.
El Viajero errante había perdido una vez más el lugar al que llamaba “hogar”.
El desdeñoso mal robó la alegría de su amada,
Y el interminable conflicto destrozó su alma irreverente.
Esas melodías suaves y juguetonas como un hada
Se convirtieron en un sonido metálico, agudo y latente.
Por sus camaradas, por su mejor amigo, por las mesas en las que nadie volvería a beber vino...
Por la libertad, por la vida y por vengarse del mal que se había llevado su sonrisa.
Así, con gran resolución, el Viajero tocó por última vez la lira y disparó su última flecha.
Cuando ya estaba acostumbrado a vivir en esta tierra extranjera, un día miró hacia el cielo azul.
Entonces, supo que el cielo era el mismo que el de su tierra natal...