2022-04-24 14:49:08 +05:30

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En el Valle Chenyu hay muchas montañas, agua e historias. De estas últimas, la más conocida es la siguiente:
En la antigüedad, existía un jade en bruto que alguien sumergió en las aguas de un gran río para que no cayera en manos de algún monstruo maligno.
Del río de la leyenda nacían muchos afluentes. De hecho, también hay una historia sobre uno de ellos.
Según dicha historia, el “jade bello” fue, en el pasado, el jade en bruto de aquella montaña sagrada, así como una obra de arte esculpida por el mismísimo Rex Lapis.
Por su parte, la piedra que alguien metió en el agua podría haber sido un colgante, un ornamento, unos aretes o incluso una taza.
También hay otra versión según la cual el “jade” de la historia solo es una metáfora de una “persona hermosa”.
Entre todas esas leyendas, también hay una sobre una persona que vio un paisaje como este...
Vio una infinidad de carpas que se asemejaban a gemas que brillan bajo el sol.
Las carpas se habían liberado de las cadenas que ataban a los seres acuáticos a los ríos y a los lagos,
y volaban en libertad por los valles montañosos.
Así pues, al llegar a las orejas de cierta persona, el jade cambió de forma.