2022-04-24 14:49:08 +05:30

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Plaintext

Aun cuando estaba rodeada de las flores de sus pretendientes,
la Doncella nunca se quitaba el sombrero para admirarlas.
Sus nombres y rostros no eran dignos de recordar.
Durante años, al final de cada día,
ella se sacudía el polvo de su sombrero.
Pero lo que permanecía era el polvo en su rostro.
A medida que pasó el tiempo, cada vez la visitaron menos pretendientes con flores.
Su corazón se había detenido aquel día en el pasado.