2022-04-24 14:49:08 +05:30

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Plaintext

Antes de partir, el Viajero tomó esta corona de ramas de sauce como su último recuerdo.
Si la conservaba, siempre recordaría a su amada, que había desaparecido como un diente de león arrastrado por la brisa.
El Viajero era un lirista errante, y la doncella de la tierra del vino era una prisionera de la nobleza.
Por razones que ni siquiera él mismo conocía, la música de su lira revelaba su verdadero corazón.
“¿Qué es lo que más me conmueve de ti? Tu sonrisa, por supuesto.
Porque, desde que nos conocemos, nunca la he visto.
Te prometo que romperé las cadenas que te tienen aprisionada.
Cuando llegue ese momento, ¿me permitirás ver tu sonrisa?”
“Sí, muchas gracias. Sería maravilloso que pudieras hacer eso”.
Lo que dijo el lirista sonaba muy bien, claro está, pero ¿quién podía confiar en las palabras de alguien que se dedica a cantar?