2022-04-24 14:49:08 +05:30

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Según algunas personas,
alguna vez, la gente de la tierra podía escuchar las revelaciones celestiales procediendo directamente del cielo.
Los emisarios de los dioses caminaban entre la ignorante raza humana. El hielo eterno había comenzado a derretirse, y las primeras llamas aún eran jóvenes.
Eran tiempos prósperos en los que todo quedaba en manos de las revelaciones celestiales.
Los emisarios del cielo dijeron que el mundo iba a entrar en una era aún más brillante.
Según ellos, aquel era un destino inalterable.
¿De verdad llegaría un día en el que los buenos tiempos terminarían?
Los emisarios del cielo no respondieron, por lo que la gente escogió a un sacerdote de entre los suyos.
Tras coronarlo con ramas blancas, lo enviaron a las profundidades del mundo.
En ellas, había unas arcaicas ruinas y unos altares de sacrificio enterrados desde hace mucho tiempo, en los cuales el sacerdote buscó respuestas y la iluminación.