2022-04-24 14:49:08 +05:30

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El sonido de las campanas aún resuena en los lugares donde, no hace mucho tiempo, se celebraban danzas ante el trono.
La blanca silueta, que en el pasado se marchó y fue perseguida, sigue siendo como un sueño sin fin del que es imposible despertar.
“En aquel entonces, yo era un ser ignorante cuya inteligencia no era nada comparado con la de la gran matriarca Hakushin.
Impulsiva y torpe, escarbaba entre la nieve en busca de comida y esperaba que Su Excelencia se fijara en mí.
Por irónico que suene, Su Excelencia se compadeció de mí precisamente por mi temeraria ignorancia.
Así fue como obtuve el gran honor de convertirme en su ayudante, en su apoyo.
Un tiempo después, la señorita Saiguu se marchó y no volvió nunca más, y mis superiores también desaparecieron.
Así fue como alguien tan inepto como yo asumió el cargo de Miko y se convirtió en la persona que es hoy.
De este modo, la responsabilidad de poner una sonrisa en el rostro de Su Excelencia recayó sobre mí.
La noche en la que bailé por primera vez la danza kagura, me di cuenta de lo pesado que era cargar con el pasado”.
El tintineo de las campanas se fue alejando, y la gran kitsune plateada, maestra y amiga mía, desapareció en el serpenteante río de los sueños.
Las campanas volvieron a sonar y los obstinados bancos de arena se disolvieron en la turbulenta corriente.
Entonces, cuando la inmaculada y pacífica silueta del pasado se desvaneció en oscuros recuerdos, yo, una solitaria hija de los
Kitsune, tomé el relevo de las campanas kagura y bailé por el vivaz presente.
Conocí a una joven guerrera tengu muy terca a la que, con el pretexto de “entrenar”, engatusé para que fuera a las montañas.
Sin embargo, en vista de su carácter rebelde, se la recomendé a esos tontos de los Kujou.
Y, aunque una vez luché contra un obstinado oni que me derrotó gracias a su implacable perseverancia, usé algunos trucos para
hacer que nuestra pelea fuera más interesante.
En el pasado, mantuve una correspondencia con una mitad humana, mitad Adeptus a la que obsequié unas frescas y tiernas plantas marinas.
Sin embargo, sentí que no era capaz de comprender sus necios sentimientos de amor. ¿Acaso el amor no encadena a los Adeptus?
El brillo de la luna penetraba a través de las ramas y los pétalos de los árboles en los jardines imperiales y se extendía por todo el patio desierto.
Esa escena aún brilla intensamente e mi corazón cual hermosa perla cristalina.
“Durante varios efímeros siglos, he viajado por el mundo adoptando distintas formas.
Aunque no he tenido la suerte de entablar una relación profunda con ningún mortal, sí he podido conocer lo que es la belleza humana.
Su Excelencia, a quien me atrevo a llamar amiga, probablemente tenga más tiempo para viajar por el mundo.
Así que veamos juntas este mundo imperfecto y disfrutemos de su obsesión por el amor y el odio, por los encuentros y las despedidas”.
Con Su Excelencia absorta durante tanto tiempo en su onírica visión de la eternidad, alguien tenía que proteger a la gente común.
Para aplacar la ira del malvado oni Kuroami, una vez mostré un ápice de lo que realmente es mi ominoso poder.
De igual forma, tuve que detener la gran revuelta de Kosanta, el tanuki valiente, usando tan solo un pizca de mi magia.
Por su parte, el pirata Rinzou, saqueador de nuestras islas, acabó siendo traicionado por los suyos debido a un complot que consistió en sembrar la discordia.
Y en cuanto a ese excéntrico inmortal que parecía una hoja en blanco...
Espero que encuentre su camino y que no se convierta en una amenaza para nosotros.
La oscura alma del maestro espadachín, las bestias del desastre escondidas en el bosque sagrado... Todas ellas fueron purgadas.
Comparado con el sueño de la eternidad que persigue Su Excelencia, esos no eran más que pequeños contratiempos puntuales.
Parecía que nunca llegaría el día en el que Su Excelencia se despertaría, pero no importaba, pues yo sabía que, si teníamos algo, era tiempo.
“Un plano de la eutimia sin viento o luna, sin lotos o árboles udumbara que no se marchitan...
Lo siento, pero yo no podría soportar esa soledad. Acabaría completamente aburrida de ese estado sin sentimientos ni sueños.
Prefiero emborracharme, arrancar ramas de Cerezos del Trueno y jugar con los imprudentes youkai.
Y no, todo esto no son historias de un pasado remoto, sino de un futuro lleno de esperanza.
Así pues, Su Excelencia, ¿por qué no esperamos a que la nieve se derrita y admiramos juntas los nuevos brotes de color violeta?”