2022-04-24 14:49:08 +05:30

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Para la gente del mar, las perlas brillantes que la deidad de Watatsumi veneró en el pasado son un tesoro de valor incalculable.
Solo la Sacerdotisa Divina tenía el derecho de cantar aquellas canciones cuya temática giraba en torno a las preciadas perlas.
Cuenta la leyenda que las iridiscentes conchas marinas producían estas perlas inmaculadas en agradecimiento a la ternura de Watatsumi.
Tiempo después, comenzó a decirse que el origen del linaje de la Sacerdotisa Divina se hallaba en estas perlas.
Ella y las hermanas gemelas, que bailaban con el mar y la luna, procedían de cuna apacible y vívida, y gozaban del privilegio de regocijarse con el amor y la alegría de Omikami.
Este las obsequió con estas hermosas perlas que cumplían su deseo de perseguir la luz del día.
Cuando estas perlas se hallan en manos de aquellos por cuyas venas corre auténtica sangre de Watatsumi, su destello reluce con más intensidad de lo habitual.
Quizás tan solo sea una antigua leyenda que no podremos verificar jamás.
Pero se dice que, cuando fueron derrotadas, la Sacerdotisa Divina y las hermanas gemelas intercambiaron sus ropas y se escondieron entre las interminables olas, dejando como único recuerdo esta
perla deslumbrante, que acabó perdiéndose en el tumulto ondulante antes de sumirse en la silenciosa soledad de las profundidades.