2022-04-24 14:49:08 +05:30

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Plaintext

El Viajero perseguía tanto al destino como al inexorable paso del tiempo.
De hecho, en su eterno fluir, se podía divisar el fin de la Orquesta que se opuso a la aristocracia.
En el transcurso de un largo viaje, incluso el reloj mejor fabricado puede dejar de funcionar.
Lo único que nunca se apagará será la luz del sol y de la luna.
Por ello, el Viajero debía competir contra esa luz para ser consciente del paso del tiempo.
Por un lado, estaban las grandiosas mansiones de los nobles, y, por otro, la Orquesta, que jamás descansaba para derrocar al tiránico régimen.
El paso del tiempo agitó a ambos por igual, lo que hizo que sufrieran el mismo destructivo destino.
Bajo el cielo nocturno sin luna, las oscuras sombras reflejaban el cansancio del forastero.
“Cuando el fugaz brillo de las flechas desaparece, la melodía llega a su fin.
¿Te veré sonreír de nuevo cuando caiga la torre en la plaza de la ciudad?”.