2022-04-24 14:49:08 +05:30

14 lines
1.2 KiB
Plaintext

En los tiempos en los que se cantaban canciones desde los peñascos escarpados, un meteorito cayó en la Sima.
El meteorito férreo se desprendió del cielo infinito de la noche, convirtiendo la tierra en arena cristalizada en el momento del impacto.
Aunque para Rex Lapis la vida de los mortales es efímera como un suspiro, confió en la Geoarmada para defender las minas.
El Abismo brotó cual torrente de agua y la Geoarmada evacuó al pueblo hacia un lugar seguro.
Según las historias de los mineros, un pequeño número de soldados de la retaguardia se quedó en la Sima.
Junto con el Yaksha sin nombre, lucharon hasta sacrificarse en los escarpados peñascos.
Las montañas y los ríos tienen vida y cambian de forma con el tiempo, pero no ocurrió lo mismo con aquellos mortales y aquel Adeptus, cuyos nombres cayeron en el olvido.
Sin embargo, sus proezas siempre serán recordadas y brillarán inquebrantablemente como las áureas hojas de esta flor.
Quinientos años han transcurrido desde que sucedió esta trágica hecatombe. Desde entonces, Liyue se mantiene fuertemente protegida para albergar la paz y la tranquilidad de sus calles.
Esta flor dorada que llevan los soldados simboliza aquel sacrificio que sus compatriotas protagonizaron en el pasado.