2022-04-24 14:49:08 +05:30

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Todo buen jugador de apuestas es más o menos supersticioso, y uno de sus mayores intereses son los cubiletes de dados hechos a medida.
Este era el cubilete de la Jugadora. Sorprendentemente, no tenía instalado ningún complicado mecanismo.
Una mitad de la suerte de la Jugadora la decidía el destino, y la otra, ella misma.
Además, nunca tiraba los dados fuera de la mesa.