Las plumas que dejan caer las aves de presa al sobrevolar el cielo se utilizan para condecorar a los soldados más valientes de la Geoarmada. Este tipo de pluma solo se lleva en contextos ceremoniosos y solemnes para alentar al pueblo o para mostrar majestuosidad durante las visitas de los forasteros. Se dice que, al principio, esta costumbre ceremonial se inspiraba en el Yaksha sin nombre. Mientras combatía contra los vasallos del Abismo, unas plumas se desprendieron de su cuerpo. Por eso, en la actualidad, este tipo de plumas se considera un símbolo de esperanza. Finalmente, el valiente Yaksha y los intrépidos mortales cayeron en un sueño eterno en la oscura guarida del enemigo. Su sacrificio conmovió a Rex Lapis, que permaneció en silencio durante un largo tiempo mientras escuchaba los ligeros susurros de las rocas y las montañas. Entre los ciudadanos también se llegó a escuchar el rumor de que el Yaksha sin nombre no había recibido ninguna orden de Rex Lapis para proteger la Sima. En su lugar, se piensa que fue su manera de redimir la ofensa que arrastraba desde largo tiempo atrás... su manera de pagar el precio de haber huido cobardemente. No importa cuál sea la verdad, aquel Yaksha que una vez sobrevoló los cielos recuperó su libertad y regresó a las nubes. En cuanto a aquellos soldados que dormirán hasta el fin de la eternidad en las profundidades de la Sima... también estarán vivos para siempre en las leyendas.