El viajero de una tierra lejana llevaba esta flor en su pecho. El Viajero dejó atrás su vida privilegiada para vivir una errante y sin preocupaciones. Junto a un transparente lago de aguas dulces de una tierra extranjera, se encontró con una doncella que tenía el ceño fruncido. “¿Eres un viajero de una tierra lejana? Bueno, tampoco es que me importe... Oh, ¿así que eres músico? Entonces, te ruego que no me insultes con palabras bonitas o canciones vacías, por favor. Recuérdame tal como soy: un trofeo al que darán como ofrenda para el ‘festival’”. El Viajero, que había abandonado su tierra natal, llevaba esta flor en su pecho. Quería recordarse a sí mismo que no debía amar a nadie y no apegarse a nada en el mundo. Sin embargo, sí recordaba a aquella joven, tal como le había prometido, y estaba dispuesto a arriesgar su vida por ella.