Un exquisito cáliz de plata que, en su origen, tenía unos grabados de oro que representaban las hazañas de un héroe. La sangre y el humo lo han manchado tanto que ya es irreconocible. Cuando el caballero aniquilador de monstruos regresó del violento campo de batalla, ya no quedaba nadie a quien rescatar en las casas derrumbadas. El cáliz ennegrecido por el humo se convirtió en un símbolo del caballero derrotado. Con él, libró al mundo de monstruos, pobreza y maldad.