Una de las espadas que la Shogun concedía a sus hatamoto. Se dice que puede atravesar las montañas, el viento, la noche y la niebla con el poder del rayo. En un momento dado se rompió en miles de pedazos. Cuando se volvió a fundir, la hoja quedó como si estuviera decorada con formas de nubes. Como dice la canción: “Arataki de la puerta principal, Iwakura el Sucesor, Kitain la Serpiente, Takamine Cortatinieblas”. Los niños aficionados a las artes marciales listan a los famosos artistas marciales de la historia, entre ellos Takamine Cortatinieblas, quien usó esta espada. Este hombre acompañó una vez a un clérigo y utilizó esta espada cortatinieblas para aniquilar a incontables monstruos y tatarigami. También aprendió a usar el arco con los tengu de Yougou y transmitió sus conocimientos a una persona amada. Sin embargo, esta técnica de espada secreta no tuvo sucesores, y ahora yace durmiente en manuscritos privados, bocetos y cuentos de hadas. Al final de su trayectoria, asumió el cargo de asistente en la armada de la Shogun y peleó contra las fuerzas oscuras. De no ser porque le dejó a ella su arco como parte de una apuesta, las cosas habrían tenido un giro distinto. Pero un apostador de palabra nunca debe arrepentirse, ni preocuparse por los “hubieras” o los “si tan solo”. Los enemigos venía en oleadas, así que siguió golpeando con la espada que podía dispersar la niebla en medio de la noche. Siempre y cuando los golpes fueran rápidos, la niebla se dispersaría y volvería a ver la luz. “Asase, nuestra promesa... O, mejor dicho, nuestra apuesta... No, no perderé”. “Regresaré y reclamaré el arco que aposté, ¡y conseguiré el futuro como recompensa!”. Como una cadena interminable de relámpagos, la espada cortatinieblas y él aniquilaron innumerables demonios. Sin embargo, la espada no era tan tenaz como el espadachín, y finalmente terminó por romperse. En cuanto a él, quedó sumergido en una neblina espesa y oscura... Al final solo se recuperaron algunos fragmentos de la espada, y se volvió a forjar. Aquel guerrero se asió de la empuñadura de la espada como si fuera el hilo de una araña en medio de la oscuridad. En las tinieblas, se recordaba a sí mismo las siguientes palabras: Aún está por decidirse el resultado de esta apuesta. Debo regresar con Asase...