El joven Guerrero probó por primera vez el dulce vino de la victoria cuando su primera batalla terminó. Mientras bebía junto a sus más íntimos compañeros de batalla, vio como la alegría y la oscuridad se mezclaban en su copa. Muchos años después, cuando tuvo lugar el gran desastre, llevó a los caballeros a luchar por su tierra natal. En vísperas de la batalla, invitó a su ayudante y amigo de la infancia a beber con él. “Si no vuelves victorioso, no lloraré por ti. Haré lo mismo que voy a hacer hoy: brindar por ti”.