Un broche descolorido por la brisa salada del mar. Incluso un hombre que recorre los océanos tiene objetos y recuerdos queridos. El barco de guerra levó anclas y zarpó, y el Primer Oficial volvió a navegar con el Capitán. Por la búsqueda absurda del Capitán, y por sus propios recuerdos difusos, el Primer Oficial entona entre dientes una ridícula cancioncilla de su propia cosecha, y acompaña al sonido de las olas y las ballenas. “♫ El ladrón que a su apellido renunció ♫ y la bruja que lo cazó ♫ (nunca) llegaron al mar, noooo ♫” “♫ Su medio hermano el poder ansió ♫ y dirigir la familia consiguióóóó ♫ ¡o no!♫” “No conozco esa canción... ¿Finalmente tú también renunciaste a la verdad y elegiste las fantasías?”. “El que lo perdió todo y el que renunció a todo se hunden en una ola en la que todo cabe”. “¡Ese final no está nada mal! ¡Jajaja!”.